Busca daños y hendiduras:
Examina minuciosamente toda la superficie de las paredes. Presta atención a golpes o abolladuras, grietas, roturas o perforaciones. Pequeños impactos pueden no parecer graves, pero con el tiempo pueden comprometer la integridad de la placa y su capacidad aislante.
Inspecciona las uniones y esquinas:
Estas son zonas críticas donde las placas se unen. Verifica que no haya separaciones entre las placas o entre la placa y el cielo/piso. Las juntas mal selladas son puntos de fuga de calor o frío.
Manchas de humedad o moho:
Cualquier mancha inusual, decoloración, abombamiento o desprendimiento de la pintura en la pared interior podría ser un indicio de humedad proveniente del exterior. Esto puede ser un problema, ya que la humedad puede saturar el aislante, reduciendo drásticamente su efectividad y favoreciendo la aparición de hongos. Si detectas esto, es fundamental buscar la causa de la filtración.